top of page
Buscar
  • Foto del escritorEmilio Máspero

Acacia, Rafael y Paco. Testimonio: Francisco Fernandez Victorio

Conocí a Emilio en el primer trimestre (no puedo precisar el día exacto) del año

1959. Mi hermana Acacia, tras una estancia en Paris y nuevamente incorporada al

Ayuntamiento de Madrid del que era funcionaria, invitó a comer a dos

“compañeros” que había conocido en la capital del Sena. Así fue la entrada de

Emilio en la vivienda de la familia sita en el piso quinto izquierda de la calle

General Mola número 28 (actualmente Príncipe de Vergara).

Ni mis padres ni yo conocíamos que la relación entre Acacia y Emilio superaba

los inicios de “mero compañerismo”; ahora bien, creo que mis hermanos gemelos,

los después fallecidos Luis Jesús y José María conocían cuál era la auténtica

situación. La conversación en la comida fue por derroteros sociales y políticos de

“América Latina” término que ,por otra parte , durante el franquismo no era

frecuente, utilizándose el de “Iberoamérica” (para incluir a Brasil o

“Hispanoamérica” (empleado en los textos de bachillerato de formación del

espíritu nacional que postulaba la Falange y del que se había apoderado el

entonces Jefe del Estado.

Tras Emilio, mi hermana trajo a otro compañero que había conocido en Paris (no

recuerdo su nombre) que había conocido en Paris y habló maravillas de Emilio.

Posteriormente mi hermana comunicó a mis padres su noviazgo oficial.

Mis padres no vieron con buenos ojos el noviazgo. Mi padre, religioso donde los

haya, indagó entre sus conocidos referencias sobre Emilio pero he ahí que un

sacerdote (creo que Jesuita) hizo grandes alabanzas de Emilio. Yo recuerdo que

aquel día lo comentó durante la comida familiar por lo que, a la vista de tales

referencias, también mi madre aceptó la decisión de mi hermana.

La boda

Acacia y Emilio se casaron por poderes en la Parroquia de la Concepción de

Madrid (en esta Iglesia (hoy Basílica) nos hemos casado cinco de los seis

hermanos casados). La representación de Emilio recayó en mi padre y los

padrinos fueron mi hermana Manoli y su marido Jaime.

Tras la comida familiar la mayoría de la familia fue al Aeropuerto de Barajas; ni

madre ni yo pudimos acudir a la despidida. Lo que si recuerdo es que mi hermana

Acacia llevaba en mano tres abrigos y que en “falsa falda” portaba una cubertería

de plata de algún regalo.

En Buenos Aires

Acacia, desde que se fue a América, siempre nos escribió cartas comentando las

las incidencias de su vida cuyo matrimonio se inicia en Buenos Aires. Vertió

grandes alabanzas de la familia de Emilio, lo que pude comprobar cuando


2

vinieron a España. A mi particularmente me emoción sus vivencias como militar

en la Primera Guerra Europea, matizó que en dicha guerra se respetó al personal

civil, defendiendo que fue una guerra más humana. Contrastaba su seriedad con la

alegría de la madre, típica de su procedencia italiana.

Creo que en esa época vino un compañero sindicalista de Emilio, que le causó

gran impresión a mis padres. Recuerdo la frase de mi padre cuando dijo más o

menos que si los compañeros de Emilio son así. ¡cómo será Emilio!.

Emilio llega a la casa paterna

Durante la primera etapa en Buenos Aires la familia que quedó en Madrid

seguíamos la vida del matrimonio a través de las cartas semanales. Hacia el

otoño Acacia por carta nos anunció la llagada de Emilio a Madrid mientras que

ella se quedaba en Argentina. Era la segunda visita a la casa paterna y esta vez

casi “a bombo y platillo”. Como era la primera visita como cónyuge de mi

hermana Acacia, la casa familiar fue un lugar de encuentro con parientes y

amigos, reinando la curiosidad, pero con tal éxito que entraban en la casa con

cierta curiosidad y no poco escepticismo y salían encantados por su conversación,

modo de pensar y sobre todo descubriendo un porvenir para América por causa de

la labor a realizar (por cierto, Emilio nunca tuvo palabras gruesas contra el

franquismo; antes al contrario me comentó que en una reunión sindical en el

extranjero, sindicalistas catalanes y vascos pretendieron que su representación

fuese, respectivamente como de países catalanes y país vasco, a lo que les

respondieron que su cartel era España con lo que tuvieron que retirar sus trípticos

regionales.

Acacia nos avisó por carta aunque ella no podía trasladarse a Madrid, venía

Emilio que era como si fuera ella misma. Tras la conversación familiar, mi

hermana Manoli en un aparte le hizo la siguiente confidencia más o menos así

“Ahora comprendo la decisión de Acacia”.

Tanto la claridad de su pensamiento como sus proyectos sociales nos dejaron

convencidos de la personalidad del marido de nuestra hermana.

El piso de General Mola como lugar de encuentro

A partir de entonces, el piso de mis padres en Madrid fue visitado por numerosos

compañeros de Emilio para hacer una visita, ponerlos al dia de noticias familiares

y traer su cariño. Fueron bastantes los sindicalistas que aprovechando el viaje a la

OIT se acercaron para traer saludos y cariño. Dagoberto, Planas, Guzman o

Goldsak que recuerde. También hubo alguna que otra reunión política con

políticos de la oposición entonces demócratas cristianos (Peces Barba, Altares) e

incluso Emilio luchó por la puesta en libertad de Julio Cerón, miembro fundador

del Frente de liberación Popular y diplomático (fue rehabilitado por la llegada de

la democracia).


3


El sindicalismo clandestino

En las postrimerías del franquismo el sindicalismo clandestino español estaba

dividido. Existía la UGT (socialista) CCOO (comunista) y algunos otros. Con

infraestructura de la organización católica El hogar del Empleado, surgió un

movimiento de sindicalismo cristiano, que luego fue transformándose en USO.

Existía, no obstante este sindicalismo católico que querían conectar con los

sindicalistas cristianos europeos; por ello cuando se enteraron de la llegada a

Madrid de Emilio, buscaron la forma de entrevistarse con él, lo que consiguieron

mediante los buenos oficios de Oscar Alzaga y Cuadernos para el diálogo con los

que yo mantenía una gran simpatía política, De ahí que conocieran que Emilio

cuando venía a Madrid se alojaba en casa se sus suegros. Durante esta época

mantuvo algunas reuniones y cuando Emilio venía a Madrid me llamaba con

antelación para convocar una reunión, lo que hacía como paseante pues los

teléfonos podrían estar intervenidos.

Este sindicalismo hoy es historia pero qué duda cabe que fueron grandes agentes

de traer el sistema democrático a España.

Últimas actuaciones

Cierto día, en casa de mis padres, apareció Emilio vestido de corbata y traje lo que

nunca usaba. Mi madre, muy prudente, no le preguntó a donde iba. A la hora de

comer Emilio comunicó que había visitado a S.M. el Rey de España, quien estaba

muy al tanto de la problemática americana. Como anécdota. Como no tenía coche

oficial fue en taxi. Cuando le dijo que “a la zarzuela” el taxista pensó que era el

teatro y no el Palacio. Hay fotografía de la entrevista.

Creo que también tuvo encuentro con el Papa Juan Pablo II.

96 visualizaciones0 comentarios

Entradas recientes

Ver todo

Wolf Stikklas – KONRAD ADENAUER

Tuve mi primer encuentro con Emilio en 1980 durante la primera visita a la UTAL en San Antonio de los Altos. Para mí, el trabajo sindical en los países de Latinoamérica era completamente diferente de

Publicar: Blog2_Post
bottom of page