Abuelo:
Aunque tú partida ocurrió cuando aún era muy pequeño, aún llevo grabada tu mirada en mi memoria. Esa mirada de un hombre bueno, visionario y defensor de los más vulnerables.
Cómo olvidar el dulce de batata que nos traÃas de tus viajes a Argentina, el Martin Fierro que nos enseñaste de pequeños (dulce de membrillo con queso) y las tan esperadas pastichetas los fines de semana en casa de los abuelos con diferentes salsas que degustar y la compañÃa de la familia reunida.
Llevo mi segundo nombre, Emilio, con orgullo y en honor a ti por ser el primer hijo de tu hija Acacia y aunque hace 20 años dejaste un gran vacÃo en nuestras vidas, tu recuerdo aún sigue intacto.
Luis Emilio GarcÃa Máspero o Lucho, como tú me decÃas.